Quejigales-Torrecilla, retornando por la cañada de Las Ánimas

Entorno: parque natural sierra de Las Nieves (sector Ronda-Parauta-Tolox)
Pueblos de referencia: Ronda o Parauta.
Cómo llegar al punto de encuentro: Debemos tomar como referencia la temida carretera de Ronda a San Pedro de Alcántara (N-332) a la altura del Km. 136. Concretamente en el km 13,3 nos encontramos con el cartelón de entrada al parque, asfaltado en sus 500 primeros metros. Llegamos a esta entrada que queda a la izquierda de la carretera poco después de dejar a la derecha la venta y hostal EL NAVASILLO si venimos desde Ronda. O bien, al lado derecho de la carretera, unos 3 km mas allá del desvío de la cantea de mármoles Águilera si venimos desde San Pedro, siguiendo siempre dirección Ronda.
La distancia hasta nuestro inicio de ruta es de unos 12 km de carril que en la actualidad está en buen estado. Yo mismo he llevado a varios grupos con autocares de 55 plazas hasta el mismo cortijo de Quejigales. Aunque como en casi todo carril, nos encontramos varias bifurcaciones la que nos lleva hasta Quejigales es muy evidente, dejando a nuestra izquierda la zona de camping de Conejeras, un par de kilómetros mas allá el desvío hacia la Fuenfría a la derecha, manteniéndonos siempre en el principal. Al llegar a la altura del alojamiento rural de la Nava de San Luis, la pista gira a la izquierda, iniciando una sucesión de prolongados zig-zags para ganar altura, que nos llevan a un último cruce, quedando a la derecha el que nos indica hacia Tolox y Pinsapo de La Escalereta, pero nosotros seguimos por el principal hasta que llegamos al antiguo cortijo de Quejigales, que posteriormente fue acondicionado como Refugio Felix Rodríguez de la Fuente y en posteriores ocasiones ha sido adaptado y modificado, existe una zona de barbacoas adyacente a la zona de acampada que no funciona en estos momentos como tal, pues el tema barbacoa en parques naturales está muy castigado en la actualidad. Se pueden observar repoblaciones de pinos, algunos cedros y pinsapos.
Distancia aprox.16 km 
Desnivel acumulado subida 900 m
Punto de partida: Cortijo de Quejigales (1.261 msnm)
Punto mas elevado: Torrecilla (1.919 msnm)
Tiempo aprox. 7 horas
Nivel dificultad: medio-alto dependiendo del ritmo de marcha.
Tipo suelo: 85% Sendero terrizo y pedregoso. Y 15% pista forestal desde las proximidades de La parte baja de la Cañada de Enmedio hasta Quejigales en el tramo final de ruta.
Tipo de recorrido: lineal con tramo circular.
Mapa: Parque natural Sierra de Las Nieves (Editorial Penibética)
Fecha y meteorología: martes 2 de diciembre de 2013, cielos muy cubiertos que nos impidieron disfrutar de las vistas y temperaturas que se mantuvieron entre los -1ºC a nuestra llegada a Quejigales y los 8ºC ya al atardecer, pues al mediodía en la cumbre del Torrecilla la temperatura era de unos 3 ó 4ºC, aunque sin a penas viento. Siedo una temperatura muy agradable para una larga caminata, que contó con varios kilómetros caminando sobre la nieve, caída cuatro días antes.
Participantes: Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Jorge “El Titán del Guadalevín” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
A tener en cuenta:
1º) Llevar ropa de abrigo y buenas botas; en caso de niebla , ventisca o mal tiempo mejor dejar la ruta para otro día y recurrir a un plan B;
2º) No salirse de las sendas, Estamos en una zona de alta protección ambiental y muy delicada, por toda la zona se regenera el pinsapar y el quejigal; si vamos en silencio tendremos la posibilidad de ver cabras montesas que son abundantes sobre todo si vamos entre semana o muy temprano; no recolectar flora ni molestar a la fauna, no dudes en llamar la atención a quien no se muestre respetuoso con el entorno.
3º) Al llegar a los pies del Torrecilla, podemos reponer agua en el Pilar de Tolox.
Fauna y vegetación:
Vegetación típica de la orla espinosa que rodea al pinsapar: majuelo, agracejo, rosal silvestre, zarzamora y ruscos, donde se intercalan pinos resineros y salgareños. Posteriormente aparece el pinsapar y por encima de 1.600 metros domina el matorral espinoso almohadillado, con especies como agracejo, piorno, sabina rastrera y enebro. También aparece el disperso quejigal de alta montaña, con ejemplares centenarios, así como pies aislados de arce, tejo y mostajo. La falda del Torrecilla está cubierta fundamentalmente por sabinas rastreras salpicadas por pies de quejigos.
Entre la fauna que podemos ver destaca: la cabra montés, que frecuenta las zonas más escarpadas y tranquilas, el zorro, gato montés y garduña, además de ratón de campo y musaraña, todos ellos muy escurridizos y difíciles de ver. Entre las rapaces se encuentran el águila real, perdicera, culebrera y calzada, así como gavilán, cernícalo, cárabo y búho real. Otro visitante muy frecuente es el buitre leonado. Entre las aves de menor tamaño, dependiendo de la época de visita, aparecen el piquituerto, pinzón, herrerillos, carboneros, colirrojos, pito real, mirlo capiblanco, acentores y alondras. Igualmente son frecuentes las lagartijas en las zonas secas y los eslizones en los pastizales húmedos, estando representados entre los anfibios la salamandra y el sapo corredor. 
Breve descripción de la ruta:
Iniciamos la caminata en dirección ESTE, por el carril del Sabinal, situado junto a la zona de barbacoas; esquivamos una cadena que corta el paso a vehículos no autorizados y a unos 100 m del inicio atravesamos un puentecillos que salva el recién nacido arroyo de Carboneras, que hasta el puentecillo llevamos a nuestra derecha.
Se trata de uno de los senderos mas concurridos los fines de semana por numerosos grupos senderistas, e incluso empresas de turismo activo que lo ofertan como una de las ascensiones mas clásicas de Andalucía Occidental. De hecho hay que recordar, que el Torrecilla es la cumbre mas alta de todo el suroeste de la península Ibérica, pues con sus 1919 m no hay ninguna montaña mas alta, trazando una línea recta hasta el cabo San Vicente y otra hasta Lisboa.
El sendero atraviesa una zona con abundantes majuelos y rosales silvestres, a través de terrenos arcillosos que suelen encharcarse en épocas de lluvias, (siendo muy útil el uso de polainas si no queremos que el barro nos llegue hasta cerca de las rodillas). Por aquí predominan los pinos resineros y salgareños. Tras pasar el tramo de pinar empieza una zona de monte algo mas pelado, donde la senda va zigzagueando, acercándonos al pinsapar de la cañada del cuerno. En esta cañada podremos disfrutar de monumentales ejemplares de pinsapos o abetos andaluces, cuyo nombre cientifico es Abies pinsapo, ejemplares de gran altura y edad, cuyos formas son tortuosas debido a las condiciones climáticas que soportan, grandes nevadas, que rompen sus guías o cohoyos, provocando formas fantasmagóricas, que en época de nevadas, nos sumerge en un mundo de fantasía a lo Tim Burton en “Eduardo Manostijeras”, no obstante, la belleza de este pinsapar, por poco que uno entienda de botánica, invita a la reflexión sobre el preocupante aspecto enfermizo que presentan numerosos ejemplares y no me refiero a los colosos que han caído ya por el propio paso del tiempo, pues muchos de ellos son bi o tricentenarios, me refiero a ejemplares mas jóvenes que deberían presentar un aspecto mucho mas saludable. En otros casos muchos de ellos muestran gran parte de sus raíces por la erosión del terreno. ¿No se podría crear algún tipo de represas en puntos estratégicos tal y como nos encontramos mas arriba en la meseta de Quejigales?.
Poco después de dejar atrás el desvío de la denominada “senda de los 1.500 m” los pinsapos son cada vez menos abundantes, hasta que tal y como vamos ganando altura, entramos en terreno descubierto donde predomina el reino de los matorrales tapizantes, concretamente los piornales y sabinas rastreras tan frecuentes en las sierras andaluzas en las sierras que alcanzan esta altitud (y superiores). Viniendo a salir a la parte alta del carril que nos lleva al cercano puerto de los Pilones a 1.750 m, donde se encuentra el panel descriptivo del paisaje que tenemos ante nosotros donde en dirección sur nos deleitamos con unas vistas preciosas de la Meseta de Quejigales con la inconfundible silueta del Torrecilla y la muela del Alcazaba a su derecha recortando el Mediterráneo, sobre el que en días claros, podemos distinguir las costas y montes africanos. Y en dirección NOROESTE, a nuestra espalda, la meseta de Ronda y gran parte de la serranía, hasta la crestería del Pinar en la sierra de Grazalema. Pero en aquella jornada la abundante nubosidad nos obligaba a imaginarlo de nuestros anteriores recorridos por tan clásica ascensión. 
El carril se prolonga unos 200 m mas allá en dirección NO hasta llegar a la caseta de vigilancia de incendios forestales llamada tambien "casa de los pilones", pero nosotros lo abandonamos a la altura del panel descriptivo.
Tras una breve pausa para hacer una foto testimonial del panel de Pilones, con la neblina de fondo, continuamos por el ramal del sendero “SL. A-140  Quejigales-Torrecilla”. Se trata del tramo mas dócil del recorrido, que se recorre a placer, llaneando y con leves subidas y bajadas durante un tramo, paisaje ondulante, salpicado de lo que parecen pequeños cerros que a poco que superan los 100 m de desnivel sobre la meseta de Quejigales ya sobrepasan los 1.800 msnm, pues aunque no lo parezca vamos caminando por encima de los 1.600 msnm. El sendero pasa por una sucesión de quejigos fantasmagóricos que no pierden sus hojas hasta llegado el invierno. Muchos de ellos son longevos quejigos, con diametros de troncos centenarios y ramas con formas tortuosas que nos traen a la mente cuentos tipo Blancanieves o Hansel y Grettel.
En pocos minutos después de dejar atrás el puerto de Pilones, llegamos al histórico nevero o pozo de nieve de Yunquera de grandes dimensiones, reconstruido en el año 1997. Nos permite hacernos una idea de la importancia que esta actividad tuvo en la Sierra de La Nieve hasta el año 1931 que desaparecieron las últimas explotaciones de nieve. Se estima que el nevero tenía una profundidad de cinco metros más que la actualidad, lugar que invita a imaginarnos como era el trabajo de aquellas personas que se afanaban en la conservación y posterior transporte de de la nieve para el mantenimiento de los alimentos. Un problema relativamente cercano en términos históricos y un bien muy preciado, sobre todo cuando llegaban los meses de calor, llegando a abastecerse hasta mas allá de la ciudad de Sevilla, como podemos leer en el siguiente texto:
“En la crónica de una cacería celebrada en el Coto de Doñana, en la primavera de 1624, ofrecida por el Duque de Medina Sidonia a Felipe IV, a la que asistieron 1.200 invitados, se dice textualmente."Tráiganse cada día seis cargas de nieve de Ronda en cuarenta y seis acémilas".

La conservación de los alimentos ha sido un serio problema hasta no hace mucho tiempo. La producción de hielo y las cámaras frigoríficas son un adelanto contemporáneo que hasta entonces se suplía con la salmuera, los adobos, las conservas o el aprovechamiento de la nieve. Estos adelantos, han hecho desaparecer el que fue sin duda uno de los oficios más señeros de la Sierra de las Nieves: el nevero.

Los trabajos de los neveros comenzaban en primavera después de las últimas nevadas. Primero había que cortar la nieve con palas y acarrearla hasta los pozos de nieve, donde se prensaba con grandes pisones de madera hasta convertirla en hielo. A cada medio metro de nieve se extendía una capa de paja. Tenían un desaguadero en la zona inferior por donde se evacuaba el agua del deshielo, ya que era perjudicial para la conservación de la nieve. Los pozos de nieve eran construcciones circulares, fabricadas con paredes de piedra y se construían preferentemente en la umbría y orientados al norte para conseguir la mejores condiciones térmicas para la conservación del hielo. La durísima labor de cortar la nieve con palas y acarrearla hasta los pozos se mitigaba en parte con el calor de la hoguera encendida permanentemente en el interior de pequeñas chozas.

Ya en el verano se procedía al transporte a lomos de bestias conducidas por los arrieros a toda la provincia de Málaga y otros lugares de Andalucía. Para el transporte el hielo se preparaba en capachos de esparto de 50 kilos, envolviéndose con tamo (paja fina) y helechos. Se transportaba de noche para evitar la licuación de la carga. Aunque la distribución se realizaba durante todo el año, era entre mayo y octubre la época de más comercio.

A partir de 1870 se inició la decadencia, desapareciendo en los años 30 del siglo XX. La industria se desmoronó con la aparición de las primeras máquinas productoras de hielo, ideadas por Tellier, inventor del frío industrial.

La mayor parte de los neveros de la Sierra de Las Nieves están situados en  los términos municipales de Yunquera y Tolox (Málaga), en el lugar  denominado Puerto de los Ventisqueros  en la Sierra de las Nieves, a 1.600 m. de altitud. Son circulares de unos 8-10 metros de diámetro y una profundidad cinco metros. Hoy en día aún quedan vestigios de aquellos pozos de nieve, aunque sólo algunos se han restaurado o reconstruido para salvar la memoria histórica de este oficio que como muchos otros, ha devorado el progreso.
A partir del puerto de Pilones, ya vamos percibiendo como los quejigos de alta montaña y algún que otro pinsapo solitario o en pequeños grupitos, van siendo la única especie de árbol que nos acompaña en el recorrido, donde lo que predomina es el reino de las plantas tapizantes: piornal y sabinas rastreras principalmente, junto con pequeñas florecillas de alta montaña.
Cerca del cerro Bernardo nos encontramos con una bifurcación con baliza vertical, donde de las cuatro indicaciones perfectamente atornilladas, habían quitado tres a mala leche y tan sólo habían dejado la que indica dirección al Torrecilla. Una putada en caso de ventisca, inclemencias meteorológicas en general o que le pille la noche a cualquier senderista desorientado que vaya buscando cualquiera de las direcciones que hayan desaparecido. Lo que por desgracia nos recuerda que España es uno de los países con mas hijos de puta por metro cuadrado y a veces incluso en las montañas, donde por suerte la gente que predomina suele ser mas bien sanas. Salvo vándalos HIJOS DE PUTA como estos, capaces incluso de arrancarle la cabeza a la Virgen de las Nieves, como pasó hace unos años a pocos metros a escasa distancia del Pilar de Tolox. El ramal de sendero que sale a la izquierda nos lleva hacia el Peñón de Enamorados.
Llama la atención los numerosos diques de pequeñas dimensiones, para evitar la erosión del terreno, así como la abundancia de vallados que se ven por toda la zona, por medio de ellos se intenta la regeneración de la vegetación en el páramo alto de la sierra y sobre todo del quejigo de montaña muy castigado por ovejas y cabras domésticas.
Después de un suave descenso, se abre a nuestros ojos una zona llana salpicada de torcas, que nos recuerda al Torcal de Antequera, llamada los Hoyos del Pilar, con estratos horizontales y torcas, que dejan ver la fuerte erosión del terreno y la dureza de la climatología en esa zona. A unos 50 m a la derecha del sendero poco después de dejar atrás esta zona nos encontraríamos con el vallado que evita caer accidentalmente a la entrada de Sima Honda y unos 200 m al noroeste de la misma se encuentra la famosa sima Gems.
Inmediatamente después se comienza a rodear el cerro del Pilar que va quedando a nuestra izquierda, mientras que de frente y a nuestra derecha, comenzamos a ver ante nosotros, imponente, la cara norte del Torrecilla, por la derecha, al fondo aparece el Pilar de Tolox, también llamado fuente de los Machos, con su refrescante agua (aunque pone agua “no tratada” yo siempre he bebido de allí y el agua me ha sabido riquísima). 
Aquí hicimos nuestra tradicional parada para tomarnos un tentempié y tomar un primer trago, pues la mañana era muy fresca y hasta llegar aquí ni siquiera nos había pedido el cuerpo hidratarnos un poco, bebiendo mas por la inercia de una buena costumbre, que por necesidad.
Desde el Pilar de Tolox, realizamos la subida tradicional, que discurre paralela al cordal NE de este pequeño coloso, siendo una subida dirección N-S, intentando no perder el sendero, pues la pala de nieve sobre la cara norte de este pequeño coloso, aún era superior al medio metro de altura en algunos puntos, especialmente entre matorrales. 
Por otra parte las pisadas de anteriores senderistas, habían endurecido la capa de nieve en algunos tramos de sendero escalonados, donde se hacía muy resbaladizo en ocasiones, por lo que no perdiendo de vista el sendero principal, siendo de gran utilidad la referencia de las balizas, a veces se progresaba mejor por fuera. La subida la hicimos a un ritmo tranquilo en animada charla hasta el punto que llegamos a la cumbre sin darnos cuenta. 
Aunque las nubes no nos permitieron ver un carajo, siempre nos quedará el consuelo de haber subido ya en anteriores ocasiones, disfrutando de sus vistas, que a grandes rasgos podríamos resumir al NORTE: Meseta de Quejigales y de Ronda, al ESTE: Sierra Cabrilla, Prieta, Alcaparaín, Valle del Guadalhorce, la Hoya de Málaga y un buen número de sierras Litorales desde la Sierra de Mijas, Montes de Málaga, Tejeda, Almijara y Sierra Nevada por encima en los días despejados. Al sur: el valle del río Verde con las sierras Real, Palmitera, Medieterráneo a la altura de San Pedro de Alcantara. Al SUROESTE: Los Reales de Sierra Bermeja, Gibraltar, Yebel Musa y montañas del Rif al otro lado del Estrecho. Y al OESTE el valle del Genal, Sierra de Líbar y Sierra de Grazalema.
Al menos la ausencia de viento nos permitió hacernos las fotos de cumbre de rigor con suma tranquilidad.
El descenso lo hicimos con la misma tranquilidad y disfrute con el que subimos, pero con la precaución de llevar crampones, para evitar algún resbalón inoportuno.
Una vez de regreso a la covacha próxima al Pilar de Tolox, almuerzo y retorno sobre nuestros pasos hasta el mencionado nevero de Yunquera;
cuya plazoleta atravesamos en esta ocasión, llegando en un instante al Puerto del Oso;
donde muy pronto el sendero se divide en dos, el ramal de la izquierda pasa cerca de la casa del Guarda de Pilones, mientras que nosotros tomamos el ramal de la derecha por el que comenzamos a descender por la mágica y fantasmagórica cañada de Las Ánimas. 
Descendiendo entre colosales pinsapos, mucho mejor conservados que los de la cañada del Cuerno, de vez en cuando algún ramal secundario de sendero puede hacernos dudar, pero si prestamos atención, es fácil intuir cual es el sendero principal, que como norma general, zigzaguea casi de forma constante y en sentido descendente, pasando por rincones y pequeñas plazoletas, donde rebosa laa magia y la paz. 
A mediación de la bajada, comenzamos a ver a nuestra derecha, los inconfundibles tajos de la cara oeste del Peñón de Ronda.
Al igual que nos ocurre en la cañada del Cuerno, en la cañada de las Ánimas (y también en la de En medio), los viejos troncos yacen muertos en el suelo y nacen los pequeños retoños y los jóvenes pinsapos comienzan a despuntar abriéndose paso para ocupar los espacios dejados por estos grandes colosos, muchos de los cuales yacen en medio del sendero obligándonos a rodearlos o pasar por debajo, recordándonos el sentido de la vida, el que nada es para siempre, el que hasta las torres mas altas terminan cayendo y el que todos estamos aquí de paso.
De vez en cuando algún hito de piedra que anteriores senderistas amables certifica que vamos por el buen camino, en un momento dado veremos un ramal de sendero que desciende a nuestra derecha, dirigiéndose hacia uno de los rincones mas desconocidos y enigmáticos del parque: “Los Hoyos de la Caridad”, en esta zona los pinsapos alcanzan una altura y grosor colosal muy similares al famoso pinsapo de la Escalereta; al fondo, en esa misma dirección NE, seguimos viendo la inconfundible silueta del Peñón de Ronda y más abajo el Tajo del Canalizo.
Ya en la parte de debajo de la Cañada de Las Ánimas, llegamos a una especie de balcón natural conocida como “Los Coloraillos” con unas vistas preciosas sobre la zona de Lifa y sierra Blanquilla, al norte del parque, que col las luces de la tarde en otoño e invierno suele presentar un característico color rojizo-anaranjado, que compensa la austeridad de los cerros pelados que tenemos enfrente, con ese tono, que los tiñe de magia y misterio. Un lugar enigmático que no por casualidad es uno de los lugares favoritos de mi Gran Amigo y Maestro: Rafa Flores, autor del mejor libro escrito hasta la fecha sobre La Sierra de las Nieves, guía del Excursionista (Edit. La Serranía).
Desde esta especie de balcón natural conocido como “Los Coloraillos” estamos atentos al sendero que continúa faldeando la ladera dirección OESTE, hasta que llegamos al inicio de pista que ya nos lleva sin margen de error hasta el cortijo de Quejigales, en dirección predominantemente OESTE, coincidiendo el inicio de esta pista con la zona baja de la Cañada de Enmedio. 
Antes de llegar ala pista atravesamos una zona muy erosionada, que después de días de lluvia se convierte en un auténtico barrizal, por este terreno tan erosionado, algunos pinsapos de gran tamaño se han quedado con gran parte de sus raíces al aire y algunos de ellos incluso amenazan con caer en poco tiempo, si no se le pone remedio, rellenando de tierra y rocas, el terreno que ha desaparecido bajo sus pies, cosa no muy difícil de realizar con la ayuda de una pequeña  grúa, pues la pista está en muy buen estado, y muchos de los pinsapos a los que nos referimos están a pie de pista o a muy pocos metros de la misma, y cada uno de estos monumentales pinsapos son auténticos tesoros, infinitamente mas valiosos que los hipócritas y corruptos gobernantes, junto con las manos negras de las grandes empresas energéticas y banqueros mas poderosos de España, que son quienes de verdad manejan los hilos del poder y que son los MAYORES HIJOS DE PUTA y por lo tanto, el peor cáncer de la sociedad española, ¡MALDITOS BASTARDOS, a los que el Medio Ambiente les importa una puta mierda!.
Al lado derecho del camino se encuentra la fuente del Pinar, popularmente conocida como de "Molina" y a la izquierda de la fuente se encuentran las ruinas de la choza de este guarda y una placa de reconocimiento a la labor de Frasquito colocada hace unos años por Medio Ambiente y la Asociación Senderista Pasos Largos. Mas adelante sale a nuestra derecha un ramal de pista, se trata del camino del Sabinal, el siguiente hito es la balsa de agua que veíamos a nuestra espalda en el inicio de la ascensión hacia la cañada del Cuerno, quedando ahora dicha balsa a nuestra derecha. Y poco después el puentecito sobre el recién nacido arroyo Carboneras, la cadena que impide el paso para vehículos no autorizados y tras ella la explanada donde llegamos a nuestro coche aparcado en la explanada habilitada junto al cortijo de Quejigales.

2ª Ruta homenaje a VALENTÍN GARCÍA VIOQUE "El Rey de la Montaña"

Longitud del recorrido: 26 km

Tiempo estimado: 9-10 horas
Desnivel ascendido: 1.100 msnm
Desnivel descendido: 1.000 msnm
Nivel de dificultad: Alto (por la distancia y desnivel acumulado)
Tipo de ruta: Travesía
Tipo de camino: un poco de todo: sendero, carril, veredas y campo través.
Fecha de realización: sábado 7 de diciembre 2013, día de sol, las temperaturas han subido respecto a los últimos días, como si una primavera quisiera brotar dentro del otoño.
Unos 30 Participantes:
Desde Sevilla capital: Salvador Herrador “El Profesor Chiflado”, Juan José Perales “Marqués de Villaluenga” e Ildefonso Ruiz “El Vendaval del Moncayo”.
Desde Cabra (Córdoba): Rafael García Agulló “El Califa”
Desde Ronda: Nuestra vicepresidenta Herminia “La Centella de O Cebreiro ó MARATON WOMAN” escoltada por su guardaespaldas, Jorge “El Titán del Guadalevín” y sus damas de honor: Nieves Lobato “La Musa de la Torre Caleta” y María Ortiz “Donde el corazón te lleve”.
Desde Casarabonela: Juan “El Coloso de Casarabonela”.
Desde Cerralba (Pizarra):Elena “La Chica que hablaba con los árboles”
Desde Ojén: Celia “La Hechicera du Sao Paulo”-
Desde distintos puntos de la Costa del Sol: Manuel Manzanares ”El Cartógrafo de su Majestad” , guía de lujo y organizador del evento, que junto con su mujer Carmen Cabello “Galadriel” dedican dos días para preparar el trazado completo de esta gran ruta que atraviesa el parque de una vertiente a otra. Sancho Adam “Master Chef”, Eduardo Campos Gonález “El Último Samurai”, Eduardo Campos Montañez “El Padre Carras”, Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Fidel Gonzalez (nuevo fichaje del mercado invernal), junto con otros amigos que están preparando las oposiciones para conseguir una plaza en la Asociación Senderista Pasos Largos entre los que se encontraban: Paco Castillo, Andrés Alonso, Maria del Mar, Cristóbal Jiménez, Emilia “La Mafalda de Alozaina”, Libia Marlene, Miguel y un servidor: Juan Ignacio Amador.
BREVE  INTRODUCCIÓN A LA RUTA :
Mientras estamos desayunando en la venta Victoria, junto a la gasolinera REPSOL, situada a la altura del km 136 de la autovía Málaga-Las Pedrizas. El Doctor Leal aparece pero sólo para saludarnos y disculparse por no poder venir a la ruta tras una noche de hospital debido a un problema en el pie de su hijo que tras varios días sobrellevando una herida, ha derivado en infección y para evitar males mayores decidieron no esperar mas, pasando gran parte de la noche en el Hospital (a la finalización de la ruta lo llamamos y parece ser que a lo largo del día ya se fue aliviando algo la situación).
Finalizado el desayuno en esta antigua venta, típicamente de cazadores, nos reagrupamos en el menor número de coches posibles para desplazarnos hasta el inicio de ruta, donde hay pocas plazas para el estacionamiento de vehículos, se trata de una “extraña” salida que hay a la altura del Km 132, en dirección hacia Casabermeja, y que tomamos poco después de dejar atrás la salida de “Lagar de Cotrina-casas de Valladares”. Allí se reparten los mapas y nuestro anfitrión y guía Manuel Manzanares nos da una charla introductoria sobre la 2ª ruta homenaje a Valentín García Vioque “El Rey de la Montaña” explicando tanto la ruta en sí, como los motivos que nos han llevado a escoger este parque natural para rendirle su 2º homenaje.
Tras la charla introductoria, iniciamos la caminata por el mismo carril por donde hemos llegado con los coches, que en dirección sur discurre paralelo a un muy mermado cauce del río Guadalmedina, que llevamos a nuestra izquierda, hasta que unos 200 m mas allá pasamos a la orilla contraría, mediante un vado de hormigón que llega a estar totalmente cubierto de agua en época de lluvias. No obstante, el paisaje amarillento del entorno, en contraste con el verdor de la vegetación de ribera, es fiel reflejo de haber padecido el otoño mas seco en los últimos años, que muy especialmente en la cuenca del Guadalmedina donde nos encontramos, da lugar a un paisaje demasiado seco y degradado, a penas embelllecido en invierno cuando los almendros están en flor o naturalmente en época de abundantes lluvias cuando el campo está mas verde, ¡pero no importa!, lo mejor está por llegar.
Vadeado el río Guadalmedina que ya queda definitivamente a nuestra España, continuamos por la pista en dirección NE, que ahora discurre paralela al arroyo Chaperas, que ahora llevaremos a nuestra derecha, su nombre tal vez no nos diga nada, pero tal sí, si recordamos que es el que nace en las proximidades del muy visitado, Lagar de Torrijos, de donde parte un precioso sendero que discurre en paralelo con este arroyo hasta mas allá de las ruinas del lagar de Santillana y el histórico lagar de Chinchilla. Hay que recordar que si han tenido lugar días de abundante lluvia, el arroyo Chaperas es una de las principales cuencas que aportan las aguas que se recogen en la comarca de Los Montes de Málaga, recorriendo una de las zonas más recónditas del parque ,antes de entregar sus aguas al río Guadalmedina.
Volviendo a nuestra descripción un kilómetro mas allá, desde que hemos comenzado a caminar en paralelo por el arroyo Chaperas, llegamos a otro vado hormigonado por donde lo vamos a atravesar situándonos ahora, a los pies de una loma que empezamos a remontar, dirección SE, a través de un desdibujado sendero de cabras, se trata de la pendiente continua mas penosa de todo el recorrido, la loma de Orrona, donde en a penas un kilómetro y medio salvamos casi 350 m de desnivel, entre retamas, matagallos y de vez en cuando pequeños bosquetes de encinas, intercalados con algún que otro algarrobo y almendro disperso por la desértica y austera ladera por la que vamos ascendiendo, hasta que por fin alcanzamos una pista que faldea la parte alta de la vertiente norte, que afortunadamente nos protege del sol y que una vez en la pista, tomándola a la izquierda, dirección NE, en escasos minutos nos lleva al Lagar de Hermenegildo;
actualmente en avanzado proceso restauración para alojamiento rural (aún sin finalizar).
Continuamos por la pista en dirección NE, hasta que unos 500 m mas allá del mencionado lagar, tomamos un ramal secundario a la derecha, que en dirección SUR, tras remontar, casi 300 m por el cordal norte del Jotrón, en poco menos de un kilómetro bastante empeinado, nos lleva hasta su cumbre (864 m), huérfana de vértice geodésico, a pesar de sus espectaculares vistas. 
Basta decir que desde un centener de metros antes de llegar a la misma cumbre, vamos disfrutando de unas vistas espectaculares sobre un buen número de sierras malagueñas 360º a nuestro alrededor, que volveríamos a ver a lo largo de la jornada desde los puntos mas altos del recorrido, destacando al ESTE: La Maroma, Chamizo Alto, Cruz de Camarolos y la Peña Negra (NE). 
Al NORTE: Sierra de las cabras, Torcal, Huma y Capilla. Al Oeste: Sierra de Las Nieves y sierra de Mijas. Y al sur la misma prolongación de los Montes de Málaga hacia el litoral Mediterráneo, con Málaga capital sorprendentemente cerca, los embalses del Agujero y Limonero sobre cuya lámina de agua el sol brillaba como un espejo, además de montes colindantes como el cerro Santopítar e incluso el Monte San Antón, ya al final del recorrido.
Otro de los aspectos que mas llaman la atención desde la cumbre del Jardón es el impresionante manto verde de pinar de repoblación que atesora este parque natural en su zona central. DE hecho, como tantas veces nos recordaba Valentín: Los característicos bosques de pino carrasco del Parque Natural Montes de Málaga hacen la labor de manto protector de los suelos. Sin su presencia, las lluvias podrían provocar grandes avenidas e inundaciones. Así ocurría una y otra vez desde el siglo XV hasta bien entrado el siglo XX, como consecuencia de la tala de los antiguos bosques para cultivar vides, olivos y almendros.
Desde la cumbre del Jardón, ya tenemos ante nosotros una panorámica privilegiada de la zona central del parque por donde va a discurrir nuestra ruta, siendo nuestro primer objetivo el relativamente cercano, Mirador del Pocopán, al que vamos a llegar en poco mas de media hora, mediante una sucesión de cortafuegos y pistas, que de forma casi rectilínea en dirección ESTE, nos llevaron hasta la casita de piedra que corona el cerro Pocopán, donde realizamos la primera parada, mas o menos prolongada de la jornada, comprobando con satisfacción que aún se conserva, 
aunque algo despintada, la placa que le colocamos a Valentín en la pared norte de esta casa, así como el retoño de encina, que después de un año muy seco, a penas a crecido pero aún se mantiene verde, aprovechando nuestro paso por allí para que cada compañero lo regáramos literal y simbólicamente.
aún protegida por el pequeño cerco de piedras y palitroques que le pusimos alrededor.
Aprovechando la ocasión para hacernos la foto de grupo en tan emblemático lugar, en honor a Valentín y pronunciar unas palabras en su nombre que mas o menos así fueron leídas:
Es necesario aprender a vivir y aprender a morir y muy pocas son las personas que están preparadas para morir. Sin embargo, que magníficas lecciones de vida nos dio siempre Valentín y con qué TEMPLE, VALOR Y GALLARDÍA recibió a la muerte a “puerta gallola”. Saliendo por la puerta del triunfo con las dos orejas y el rabo por la magnífica faena que bordó en el arte de vivir.
Año 1934, fecha de mi nacimiento en Villaviciosa de Córdoba: años convulsos y temerosos que dos años después se confirmaron con la tragedia de la Guerra Civil. Como es natural, con mi corta edad yo no viví estos temores. Yo sólo recuerdo, terminada la contienda, el dolor, el luto por los caídos, el hambre, la falta de casi todo…
Me sentía muy querido por mi familia y amigos, aunque le di muchos sustos ya que era el más travieso del mundo; la vida era para mí un desafío a la gravedad y a las leyes de la física: gatear, correr, saltar, subir a lo más alto solo o acompañado de amigos.
Hoy, con 76 años, sigo siendo el niño que fui aunque con menos energía y con más prudencia. No he perdido un ápice de ilusión, me hace feliz lo que hago y me mantengo en una buena forma física (para mi edad…).
A lo largo de mis años de vida he residido en distintos lugares, he conocido variedad de gentes, amigos entrañables, amores de juventud fugaces.
De todo guardo recuerdos muy buenos, y, sin embargo, puedo decir que lo mejor que me pasado en los últimos años ha sido conocer a un grupo de amigos senderistas con quienes he compartido sendas, travesías, ferratas… y hasta parapente… (y dispuesto aún a lo que venga).
Todos los que tuvimos la gran suerte de conocerlo y compartir rutas con él, siempre lo recordaremos con esa vitalidad a la antigua usanza de aquellos míticos escaladores del Tour Francia, el Giro de Italia o la Vuelta Ciclista España, porque también era un gran aficionado al ciclismo a la par que al montañismo y senderismo. Aficiones, todas ellas,  que practicó con gran asiduidad durante muchos años en los Montes de Málaga, que llegó a conocer al dedillo, inventariando cerca de 200 lagares y antiguas cortijadas repartidas por todo el parque. Donde también dedicó muchas jornadas al estudio de su fauna con largas y pacientes horas de espera escondido, en muchas ocasiones, desde antes del amanecer detrás de unos matorrales aguantando el frío, como si del mismísimo Felix Rodríguez de la Fuente se tratara, haciendo el seguimiento anual de una pareja de águilas culebreras criando sus polluelos y otras especies de aves características del parque, en las que era un gran experto, como el águila calzada, el azor, el ratonero ó el búho real. Si bien sus conocimientos en Fauna en general eran muy amplios, abarcando especies tan diversas en la fauna de este parque como: el camaleón, el turón, el zorro, la ardilla, la comadreja, el gato montés, la garduña o el jabalí.
Una de las aficiones favoritas de Valentín es la lectura y lee con tal interés y capacidad de retentiva que sin darse cuenta se empieza a convertir en una  ENCICLOPEDIA ANDANTE, como uno de aquellos Grandes Filósofos de la Grecia Clásica, que abarcaba las mas diversas materias de la Ciencia y el Arte. Y por supuesto la literatura de Viaje y de los Grandes Exploradores el Capitán Scott, Amundsen, Ernest Shackelton o Livinston entre otros de los que te hablaba como si fuesen amigos suyos de toda la vida, no sería de extrañar que hubiera acompañado a alguno de ellos en vidas anteriores.
En una ruta familiar que con gran acierto organiza el Doctor Leal a los Montes de Málaga en mayo 2010, Valentín, que era un gran conocedor de este parque nos recuerda entre otras cosas que: La realidad de este espacio está muy ligada a la repoblación por parte de cristianos venidos de la misma Málaga y de otras zonas del norte, después que  los Reyes Católicos reconquisten Málaga en 1487, tras cruentos enfrentamientos, de los que aún hoy se conservan nombres tan significativos como la Loma de la Matanza, en referencia a los sangrientos enfrentamientos entre moros y cristianos que tuvieron lugar en toda esta zona.
El reparto de las tierras entre los vencedores dio lugar a la sustitución de los bosques mediterráneos, (ausencia total de cultura medio ambiental en aquellos tiempos, incluso hoy en día por parte de muchos gobernantes, igual de palurdos que entonces), por cultivos de viñas, almendros y olivos, con el pretexto de alcanzar un mayor rendimiento económico. Es a partir de este momento cuando comienzan las fuertes inundaciones que han asolado la ciudad de Málaga hasta bien entrado el siglo XX. Estas alcanzan tal gravedad que varias son las medidas dictadas por los reyes posteriores para limpiar de sedimentos la desembocadura del río Guadalmedina.
A finales del siglo XIX es cuando se produce la decadencia del cultivo al verse afectada por la enfermedad de la filoxera, que ataca a la uva. En la actualidad esta actividad es marginal, realizándose dentro del Parque aún de forma tradicional la «pisa» en el lagar de los Torrijos, así como la obtención del vino denominado de «los montes», con una finalidad más bien demostrativa y de exposición. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías se aborda el problema de los desbordamientos del río, construyéndose el embalse de Agujero y realizando sucesivas repoblaciones forestales a partir de los años treinta, con actuaciones que configuran definitivamente el Parque Natural tal y como hoy. El cultivo de la vid trajo prosperidad y fama a la zona durante una época, creándose industrias asociadas a esta actividad como la de tonelería, aunque por desgracia como tantas otras veces a lo largo de nuestra historia, fue pan para hoy y hambre para mañana.
Pero volviendo a la persona de Valentín, aprovechando la presencia en esta ruta, de nuevos amigos que no tuvieron la suerte de conocerlo, no estaba de más recordar, que además de un GRAN MONTAÑERO, Valentín era por encima de todo UNA DE LAS MEJORES PERSONAS  que hemos conocido en nuestra vida. Y cada salida con él era una auténtica lección de HUMANIDAD, la Grandeza de Valentín era de tal magnitud que sólo bastaba hacer una ruta con él, para darte cuenta de que estabas ante un ser verdaderamente mítico. Al principio te llamaba la atención que un abuelito de 77 años, pudiera caminar, no ya a tu ritmo, sino mucho mejor que la mayoría de nosotros éramos capaces, mientras mas escarpado era el terreno y los pasos mas expuestos y vertiginosos, mas se crecía y mas salía a relucir el niño que siempre lo acompañó.
Y es que él trasladaba su filosofía de vida, su forma de vivir la vida, a su manera de caminar por la montaña con esa alegría y simpatía a la hora de reencontrarse con sus amigos en cada ruta, ese entusiasmo y esa energía a la hora de afrontar esas rampas tan duras que con frecuencia nos encontramos en el camino de la vida. Y cuando llegaban las dificultades, su valentía, su osadía y su generosidad para tendernos una mano a quienes se nos atragantaban los pasos mas difíciles. Apaciguándonos con su voz serena y al mismo tiempo enseñándonos cómo teníamos que afrontar ese paso la próxima vez. Para él nada era difícil, ninguna montaña lo suficientemente dura. Si se presentaba cualquier dificultad solía decir: “eso no tiene importancia y si la tiene, se le quita, todo está en la mente”.
Antes de abandonar el mirador de Pocopán, aprovechando la cercana presencia de la pequeña encina que plantamos en su honor, recitamos una de las peosías con las que de vez en cuando el mismo nos sorprendía:

GERMINAR 

Soplando el viento recorre el bosque
refresca el árbol que el calor aploma
un ejemplar solitario de alcornoque
sirve de posadero a una brava paloma.

De una de las ramas coge una bellota
volando lejos a una amplia quebrada
intenta comerla pero cae y rebota,
entre la hojarasca queda enterrada.

La tierra la acoge con sumo cuidado,
la envuelve en su húmedo y cálido manto.
Ella sabe que el ciclo ha comenzado.

Raíces profundas han penetrado
en busca del ansiado alimento.
La vida de pronto de nuevo ha triunfado.

La tierra le dijo al fruto caído:
- yo te acojo, deseosa penétrame,
nuestra unión no quedará en olvido.

Nuevos árboles con sus retoños
formaremos nuevos bosques,
daremos sombra y frutos en los otoños.

También daremos cobijo y madera
a esos seres que pueblan la tierra
aunque ellos sólo son destrucción y guerra.

Estoy preocupada con esta especie,
son caducifolios cerebrales:
no ponen remedio a sus males.
Homo sapiens(apellido equivocado),
¿Para este destino ha evolucionado?

Valentín García Vioque.

Una vez finalizada la lectura, retomamos la marcha encarando el empinado descenso que en dirección SE, nos lleva a la base de este cerro, a través de la prolongación del cortafuegos por el que hemos ascensido, pero descendiendo ahora por su vertiente contraria. 
Una vez situados a los pies de este cerro, desechamos la pista que nos lleva hasta el aula de la naturaleza de Contadoras, hacia la que ahora nos dirigimos, por el sendero que discurre paralelo a la mencionada pista que llevaremos varias curvas de desnivel por encima nuestra, a nuestra izquierda;
disfrutando a nuestra derecha, de bonitas vistas sobre la parte alta de los valles que se forman en la cabecera del arroyo de Las Vizcainas, que recibe el nombre del cortijo que podemos ver, también a nuestra derecha y mas adelante del arroyo del Fraile, abriéndose paso entre un auténtico mar de pinos, hasta toparnos con la pista polideportiva aledaña al Aula de la Naturaleza de Contadoras, 
que nos obligó a remontar una corta pero dura pendiente a nuestra izquierda, hasta situarnos en la plataforma y cruce de camino donde se encuentra un buen número de paneles indicativos e indicaciones de distintos lugares del parque, con sus correspondientes distancias desde este punto, siendo nuestro camino a seguir el que un panel nos anunciaba como “Sendero de la Umbría de Contadoras” que curiosamente al día siguiente vendría junto con el “Diario SUR” como sendero Nº17, de la colección que estos días venía con este periódico malagueño en su colección “SENDEROS DE MÁLAGA”.
Bonito sendero y curiosamente novedoso para la mayoría de los que participábamos en la ruta que casi siempre habíamos hecho la clásica circular: Torrijos-Contadoras-Pocopán-Chinchilla-mirador Martínez Falero y Torrijos por el sendero junto al arroyo Chaperas. 
Avanzando por el agradable sendero de la Umbría de Contadoras, fuimos pasando junto a la entrada (cerrada) de una mina de agua, y un buen número de paneles dedicados a la flora, dedicados a la encina (árbol favorito de Valentín), el madroño, el olivo y el pino carrasco tan característico del parque, en esta nueva etapa de repoblación. 
Hasta que llegamos al mirador Francisco Vázquez Sell, donde ya se nos anuncia fin del sendero.
Desde aquí nos adentramos por una pista forestal, en sus primeros compases paralela a una pista que se iba alejando dirección SUR, mientras nosotros lo hacíamos dirección SE, hasta llegar a un punto de donde parte un sendero a la derecha, dirección SUR, donde una baliza vertical nos anuncia en esa misma dirección: 
Hotel Humaina, el cerrado y área recreativa del Cerrado  a donde llegaríamos unos 20 minutos después en empinado descenso por este angosto sendero zigzagueante, donde los pinos, algarrobos y sobre todo madroños.
Que son tan abundantes que tenemos la impresión de ir descendiendo por un bosque en galería que nos acompañó hasta el área recreativa del Cerrado;
donde comimos en las rudimentarias mesas y bancos de madera con el exquisito postre que al que nos invitó Celia con su mágico bizcocho de castañas, todo ello, en compañía de varias familias amantes de las grandes comilonas y barbacoas en el campo, que no daban crédito a sus oídos al escuchar el grito de “¡espartanos, preparaos para la Gloria!”, tras el que todo el grupo se ponía en marcha para dirigir ahora nuestros pasos hacia el panel que nos indica el inicio del sendero circular “El Cerrado”, dejando a nuestra derecha el hotel Humaina e iniciando una ascensión muy bonita y cómoda por un sendero que a veces se servía de escalonados tramos sobre rocas de pizarra, con gran predominio del pino carrasco.
Hasta llevarnos a la plataforma donde se encuentra el emblemático mirador del Cochino, donde teníamos previsto colocar el azulejo que con tanto amor había dibujado nuestra querida amiga Eva “la dibujante de sueños”, pero dada la irregularidad del monolito de piedra sobre el que se encuentra, al igual que otro cercano, decidimos que fuera el destino el encargado de darnos una señal, sobre donde colocar el azulejo a lo largo del recorrido que aún nos quedaba hasta el final del recorrido.
No obstante si aprovechamos para recitar un par de sonetos, que había escrito para la ocasión nuestro ilustre amigo Romualdo que a última hora no pudo venir a la ruta, pero que de alguna manera quiso participar en este homenaje enviándonos en los días previos un e-mail que decía:
Es tanto el cariño, la admiración y el respeto que profesáis a Valentín, que he hecho un esfuerzo por complacer tu deseo. Los dos sonetos que te adjunto son el resultado.  En el primero he tratado de reflejar las emociones y sentimientos que pudo provocar en vuestras almas el adiós al amigo. El segundo corresponde al momento actual, en que la herida de la ausencia, aunque todavía duele, ya no sangra y da paso a la satisfacción y a la felicidad que traen los recuerdos.  Por supuesto, no he llegado a plasmar con acierto el grado de afecto, amistad y complicidad que había en vuestras vidas,  ¡qué más quisiera!, pero tal vez consiga  sugerir una reflexión sobre todo ello. Igual que la lectura de tu crónica de la ascensión al Huma de 1-12-2012,  me ha dado a mí el ánimo y la fuerza que necesito para seguir avanzando en esta ruta cuya meta es la de llegar a ser mejor persona.
ADIÓS A VALENTÍN
La niebla ha borrado los caminos,
la muerte, escondida en el arcén,
 silencio..., un hachazo del destino.
El eco de este breve atardecer.

Este adiós, es mucho más que un gesto:
es un paso que doy mirando atrás,
compartir el dolor y el sufrimiento
por el hueco que deja el que se va.

Una duda, un tal vez, un ¡ojalá!
Una queja un ¿por qué?, un ¡no lo entiendo!,
una lágrima a punto de saltar.

Esta mano tendida, este lamento,
estas ganas de verte regresar...,
este ¡GRACIAS! que sale de aquí dentro.
HOMENAJE A VALENTÍN EN LOS MONTES

Pasó por fin el tramo de desierto,
y aliviados de luto aquí nos ves:
queda el dolor, se ha ido el sufrimiento,
hoy tu ausencia se vuelve del revés.

Tu voz llega de lejos con el alba,
y en el bosque susurra tu mensaje:
el camino es mejor que la posada.
Tus recuerdos ocupan el paisaje

El viento se ha llevado la tristeza
y en los montes que guardan tus pisadas
tus amigos te damos esta fiesta.

Escucha lo que gritan nuestras almas:
¡Viva el pez que nada entre las piedras!
¡Viva el Rey que reina en las montañas!
 
Y es que estos poemas son un fiel reflejo, no sólo del buen rollo y los buenos sentimientos que por fortuna, predominan en la Gran Familia de Pasos largos, sino de la peculiaridad y riqueza de sus mas ilustres personajes, senderistas, y montañeros de leyenda, como es el caso de Romualdo “El Trovador de la Senda”, que aún no hace un año que forma parte de esta gran familia. O de otros ya históricos, veteranos y conocido por todos como es el caso de Carlitos “El Poeta de las cumbres” que aunque en los últimos años tan sólo ha podido participar en la ruta de la sardina y alguna que otra familiar, debido a su particular batalla contra las trampas de la mente en un Universo de fórmulas matemáticas, físicas, mezcladas con su pasión por la poesía y el drama de los tiempos que nos ha tocado vivir. Donde a pesar de su larga ausencia en rutas cañeras (las circunstancias no se lo permiten, todavía, pero es su intención volver), nos reunimos cada semana con él para animarle en tertulias de café, damas, ajedrez, su Atlético de Madrid, el cine, la poesía y sus inútiles intentos por hacernos entender la teoría de la relatividad. Una semana antes de esta 2ª ruta homenaje a Valentín, le proponemos que nos prepare una de sus magníficas poesías para la ocasión y a pesar de que nos dice apesadumbrado de que sus musas ya lo abandonaron y hace mucho que ya no le sale nada, en menos de 24 horas, nos llama por teléfono y nos sorprende con esta poesía, que aprovechamos para leer a todos los compañeros en el “mirador del Cochino”:
Empieza con un soneto de Miguel Hernández:
“A las aladas almas de las rosas
Del almendro de nata te requiero,
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
Compañero del alma compañero.”

Y continúa Carlitos:
Tu hablabas por los codos, viejo amigo…
¡pero cuan y que sabroso platicabas!
Por haberte conocido a Dios bendigo;
Siempre te llevo dentro de mi alma.

Amigo Valentín, amigo mío,
Hoy siento dentro el frío de la escarcha,
Amigo mío, viejo amigo mío…
El papel se me empapa con mis lágrimas.
Quisiera darte vida, amigo-hermano,
Y compartir contigo otra montaña,
Sentir que estrechamos nuestras manos
Al principio y al final de la escalada.

Amigo bueno y mas que bueno noble,
de nobles sienes, y barba plateada,
de voluntad ferrea y fuerte como un roble,
Séneca del Monte, Rey de la Montaña.

¿A dónde te ha llevado el cruel destino?
¿Por qué senderos andas, buen samaritano,
Que arriesgabas tu vida por tu amigo
Sin mirar si el peligro te rozaba?

Hoy quisiera morir solo una hora,
Para verte en el cielo y abrazarte
Y pedirle a Jesús misericordia
Para resucitarte y regresarte.

Mi madrecita buena de mi alma.
Es tambi´ñen como tú, de Puertollano.
¿Por qué tú siendo tan bueno como ella
No cumples pronto sus ochenta y cuatro?.

Pido a Cristo por mí (me he persignado),
Para aguantar la brecha de tu muerte,
Del afán de quererte y no tenerte,
Del hueco que sentimos, viejo-hermano.

Tú pisas valles ya siempre peremnes,
De flores adornadas por guirnaldas,
Subes a cumbres de un cielo mas brillante,
bajas a ríos donde te besan náyades.

Tú que jugaste en el Calvo Sotelo,
Y el balón dominabas con gran arte,
Eres estrella ahora en el club Cielo,
Y las ángelas gritan para enamorarte:
“¡el gol de Valentín es deslumbrante!”.
Abajo los amigos nos quedamos;
Ya núnca buen hermano, te olvidamos;
Y en cada ruta vamos recordando
tus chistes, tus proezas y tus saltos.

Un hasta luego, que es un hasta siempre;
¡Espérame en la cumbre del Parnaso!.
Algún día yo también lograré verte y gritaré en la hora de mi muerte:
“¡A ti voy Valentín, mi viejo-hermano!”.
A lo que añadía Carlitos un improvisado dibujo a bolígrafo sin dominar él este arte, pero intentando reflejar el cielo donde él se imagina que será donde nos reencontraremos con Valentín García Vioque “El Rey de la Montaña” que me ha ayudado a componer este poema, tanto, que se lo debo a él en su totalidad. Dios te bendiga amigo mío. Gracias de tu amigo Carlitos.
Impresionante poesía que refleja de maravilla al Valentín que todos conocimos y que el Padre Carras, me ayudó a completar en su lectura, pues la emoción nos embargó a mas de uno en tan sentida y soberbia poesía de nuestro entrañable amigo Carlitos y su mente maravillosa.
Finalizada la poesía dirigimos nuestros pasos, hacia una plataforma terriza cercana, a unos 50 m al OESTE del mirador y ligeramente por encima del mismo, situado en la misma cumbre del Cerrado, desde donde iniciamos un descenso muy directo en dirección SO, 
con vistas privilegiadas sobre Málaga capital por encima del mar de pinos donde volvíamos a sumergirnos, aunque difuminadas por la predominante calima hacia el sur y oeste, 
llevando a nuestra derecha el valle del arroyo Humaina y a la derecha el valle de los arroyos Cencerrilla y Marín, que tan pronto como finalizó este tramo de senda de cazadores de aproximadamente un kilómetros, comenzamos a faldear,
tomando una pista a nuestra izquierda, que en dirección alternativamente ESTE y SUR, nos acercaría durante un corto trecho a escasos metros de la histórica carretera Málaga-Colmenar, que aunque parezca mentira hasta muy avanzado el siglo XX, fue la única carretera que conectaba a Málaga con Antequera y a partir de ahí otras capitales del interior de Andalucía, Madrid, etc…
Pero pronto nos volvíamos a separar de esta carretera avanzando a buen paso por las inevitables pistas forestales, que en dirección SUR, nos llevarían hasta la semi abandonada casa del Molino que quedaba por encima de un talud a la izquierda de la pista, unos 50 m mas allá, a la derecha de la misma la casa Forestal del Boticario, acotada como recinto privado y un centenar después, en el exterior de una amplia curva del camino, nos encontramos con una pared donde unos azulejos mostraban antiguas indicaciones que se muestran en esta imagen:
estimando que podría ser buen lugar para colocar el azulejo que con tanto amor dibujó nuestra entrañable amiga Eva “la dibujante de sueños” y que con gran arte, mimo y esmero colocaron Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico” y Cristóbal “El Cristalero”, gracias a silicona y pistola de gran calidad que nos entregó el Doctor Leal en el punto de encuentro.
Para los amigos que tengan curiosidad por venir a ver este azulejo, comentaros que apenas nos separaban 500 m del final del recorrido hasta llegar por pista forestal en dirección S, S-O, a la conocida Venta del Boticario, desde donde se puede llegar fácilmente en un cómodo y corto paseo.
Al llegar a la venta, minutos después de las 18.30 pm (hora prevista), ya nos esperaba allí Javier, muy competente chófer de la empresa de autocares Olmedo, que amablemente nos abrió el maletero del autocar y nos dio el margen que necesitásemos para tomarnos algo en la Venta El Boticario, donde brindamos por Valentín y por tan magnífica y completísima ruta. Con elogiosos comentarios hacia nuestros guías Manolo y Carmen, que tanto en la venta, como a lo largo del recorrido que hicimos en el autocar hasta el principio de ruta para recuperar los coches, recibieron la enhorabuena por parte de todos, hasta el punto que de los siete no socios que vinieron aquella jornada, hasta cinco de ellos nos pidieron la información para hacerse socios de Pasos Largos y es que verdaderamente fue una de esas rutas inolvidables en todos los aspectos, donde una vez mas el buen ambiente, la camaradería, el humor y cachondeo marca de la casa, con el añadido de la mano experta de nuestros magníficos guías que volvieron a alcanzar el nivel de excelencia, del que tan mal acostumbrados estamos a disfrutar, sin que muchas veces seamos conscientes del gran valor que tienen estas rutas para cada uno de nosotros, con muchos momentos verdaderamente impagables, para todo lo demás: MASTER CARD.