Entorno: Vertiente norte del parque natural sierra de Aracena y picos de Aroche.
Cómo llegar al punto de encuentro: Si venimos desde el sur la referencia es Sevilla-Autovía de circunvalación SE-30/ Tomar en dirección A-66 MÉRIDA (antigua N-630)/ A la altura de Santa Olalla del Cala tomar la salida FREGENAL DE LA SIERRA-CALA/Atravesar el pueblo de Cala, en dirección a Arroyomolinos de León/ Entre los km. 16 y 17 veremos el Puente de La Gitana a la izquierda (de grandes proporciones y perfectamente visible), sobre el Arroyo de Valdelamadera, unos 5 km antes de llegar a Arroyomolinos de León. Justo antes de atravesar el puente nuevo por el que pasa la nueva carretera, podemos tomar a nuestra izquierda, el todavía bien mantenido trazado de la antigua carretera, pasamos por el antiguo puente y podemos aparcar junto al área recreativa que con sus bancos y madera de piedra, nos encontramos al otro lado del puente, siendo este nuestro inicio y final de ruta. Pasajes de la Historia de Arroyomolinos de León y su entorno: En el siglo XIII, la Reconquista Cristiana llegó a esta zona y el Gran Maestre Pelay Pérez Correa, perteneciente a la Orden de Santiago, lidera la denominada Batalla de la Calera, en el monte de Tentudia, donde existía una antigua fortaleza musulmana con su torre vigía, sobre la que mas tarde se construye el monasterio que hoy nos encontramos en su cumbre. Años más tarde, el lugar fue repoblado por leoneses que venían por la Ruta de la Plata. Y comienza a formarse la Encomienda Mayor de León con cinco villas en plena frontera con los árabes, y la Orden de Santiago adquirió un gran dominio económico en la zona. Los pueblos que formaron parte de la Encomienda fueron: Fuentes de león, Segura de león, Calera de León, Cañaveral de León y Arroyomolinos de León.
En un principio, Arroyomolinos perteneció al partido de Llerena, aunque años más tarde, en 1274 fue concedido al Fuero de Segura de león. En 1485, la Orden de Santiago desapareció y Arroyomolinos pasó a pertenecer a la Corona de Castilla, concretamente a la Tierra Realenga de Sevilla y dependiente de la Casa de los Marqueses de Aracena hasta el siglo XIX.
La villa fue perteneciendo posteriormente a otras demarcaciones, llegando a quedar encuadrado incluso en Extremadura, que aquel entonces era sólo una provincia, la mas grande de España, dependiendo de la Prefectura de Mérida. En 1833, por el Decreto Ley del 30 de noviembre, bajo el reinado de Isabel II, Arroyomolinos de León queda enmarcado definitivamente en la recién creada provincia de Huelva. Los arroyencos manifiestaron su descontento porque el sentimiento y tradición extremeña estaba muy arraigado en la localidad, sentimiento que aún perdura en muchos de sus habitantes. En un escrito de su Ayuntamiento en 1835, el pueblo serrano se quejaba de los perjuicios que suponía su nueva dependencia, que conllevaba la ruptura con su tradicional provincia de Badajoz. Sus quejas fueron sin embargo desatendidas, alegándose tan sólo las dificultadotes administrativas que suponía para esas fechas tal petición.
En cuanto al aspecto demográfico existen datos de que e, 1498 había unos 170 “vecinos” (entendiendo por vecino la unidad familiar compuesta normalmente por unas cuatro o cinco personas): serían por tanto unos 700 habitantes.Parece que en Arroyomolinos existió una morería a finales de la Edad Media, aunque esto sólo es una hipótesis que no podemos constatar debido a que no existen datos de salida masiva de musulmanes de los territorios conquistados por la Orden de Santiago, debido a la conversión forzosa impuesta en 1501. 
Hasta 1873 perteneció a la diócesis del Priorato de San marcos de León. A partir de ese año fue anexionada la diócesis de Sevilla. En 1920, el censo alcanza un máximo histórico con 2600 habitantes, pudiendo deberse a la cercanía con las Minas de Cala o más probablemente por la creciente actividad de tala en las inmediaciones de la localidad.
En los años sesenta del siglo XX, el fenómeno de la emigración también hizo mella en Arroyomolinos de León y las cifras poblacionales nuevamente se vieron reducidas hasta llegar a nuestros días con poco más de mil habitantes.
La economía de este pueblo se sustenta, hoy, en el olivar de secano, en el alcornoque y en la ganadería, siendo un pueblo típicamente serrano, con tradiciones y costumbres extremeñas y sus habitantes son un claro ejemplo de dedicación al trabajo del campo.
Resumen del trazado de la ruta: Puente de La Gitana – Arroyo de Valdelamadera (Ruta de los Molinos) – Fuente de la Garganta – La Garganta – Alto de los Barriales – Puerto de los Ciegos – Monte y Monasterio de Tentudía (1.112 m) – Subida al Cerro de Los Bonales (1.059 m) – Antigua aldea de Los Bonales – Valle de la Mora – Puerto del Helechal y Puerto de Gila – Cuesta de los Olivos – Arroyomolinos de LeónDistancia aprox.  18 km
Desnivel acumulado subida: unos 750 m
Punto de partida (y final): Puente de La Gitana (540 msnm)
Punto mas elevado: cerro Tentudia (techo de Badajoz, 1.112 msnm) y cerro Bonales (techo de Huelva, 1.059 msnm)
Tiempo aprox. 7-8 horas
Nivel dificultad: Medio
Tipo suelo: sendero y pista.
Tipo de recorrido: lineal
Mapa: 897 II Arroyomolinos de León (1:25.000) – 897 IV La Vicaría (1:25.000)
Unos 40 Participantes de media Andalucía, incluida Granada: 
Desde la Costa del Sol vinieron: El Doctor Leal, Auro “La Psicoanalista”, Ilse “la gacela de la Selva Negra”, Paco Jaime “Senderista Destacado 2013”, Pepe “El maestro Geobotánico”, Romualdo “El Trovador de la Senda”, Maria Jesús “la Sirenita de la Peridotita”, Vicky “la Botánica”, Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta”, José Antonio Luque “El Vigilante” y su pareja.
Desde Huelva: Teresa “la Doctora Quinn”, incluso vino una chica desde Granada y varios compañeros mas, cuyos nombres me impide recordar mi maltrecha memoria.
Bibliografía: Fragmentos de la largamente esperada biblia de Isi sobre la sierra de Aracena, la guía excursionista jamás escrita sobre este parque natural, Huelvapedia y
Crónica y fotografías: Juan Ignacio Amador con la colboración estelar de Rafa Flores y Pedro Luis Cuenca.
Descripción de la ruta:
Una vez reunidos todos los participantes, nuestro anfitrión de lujo, el Gran isi Olivares, nos daba una charla introductoria sobre la ruta, tras la cual se daba el pistoletazo de salida al fin de semana temático sierra de Aracena y ya de paso a nuestra 2ª Edición de Los 8 techos provinciales. Partiendo desde la zona del área recreativa hacia los pies del puente de la Gitana, dejábamos a nuestra derecha el molino de Juan José Martín.Cabe destacar que sobre el puente de La Gitana, pasaba el trazado de la antigua carretera, por el que recuerdo haber pasado en mi infancia, cada vez que íbamos a Fregenal de la Sierra, donde mis padres tuvieron un piso en la década de los 70. Bajo el puente iba pasando la serpiente de color, que acababa de ponerse en movimiento. Este lugar podría considerarse un Horcajo, ya que en él confluyen dos arroyos: el de La Gitana que llega desde mas al oeste, y el arroyo del Valdelamadera, junto al que vamos caminando, llevándolo a nuestra derecha. Aunque en realidad el nombre de Valdelamadera lo recibe a partir del puente de la Gitana, aguas arriba se conoce como arroyo de la Garganta, en su parte encajonada los vecinos de la zona lo conocen como arroyo de las Lancheras.
Por otra parte nos recordó que existen dos rutas en las que se pueden apreciar los restos de estos molinos. La Ruta Abismo-Morena, en la que se encuentran los molinos de Tío Donato, de Fulgencio, del Chorreroy otros más como el de Atanasio, que en su interior mantiene la maquinaria de su estructura y los contenidos de su funcionamiento e historia. El molino es propiedad del Ayuntamiento y se puede visitar, previo permiso municipal. Y por otro lado la Ruta de Valdelamadera, que estábamos haciendo nosotros encontrándonos con los seis molinos en ruina junto a los que fuimos pasando. 
Y es que la crisis de la molienda se produce, en los años posteriores a la Guerra Civil ya que muchos jóvenes varones tuvieron que marchar con la consiguiente falta de descendencia que siguiera con el oficio, pero además, en estos años se prohibió moler en los Molinos de Agua, teniendo que llevar todo el trigo a la Fábrica de Harina que existía en la localidad y que aún hoy sigue construida, aunque en desuso. A pesar de que la mayoría de los molinos dejaron de utilizarse porque la gente prefería la harina de la Fábrica que era de mejor calidad, muchos molineros continuaron moliendo aunque existía la prohibición por parte del Estado, fue una época de estraperlo, donde los molineros trabajaban fundamentalmente de noche para no ser descubiertos. El último molino del que se tiene constancia que permaneciese en funcionamiento corresponde al de Simón Lobo, que siguió moliendo pienso para el ganado, maíz y bellota para el Cortijo de Herrera. 
Pero lo correcto, era seguir caminando por el margen izquierdo de la carretera, que tomábamos a nuestra derecha, dirección noroeste, encaminando ahora nuestros pasos hacia el monte Tentudia, cuyo monasterio, situado sobre su misma cumbre ya teníamos en lontananza, la distancia por carretera desde el puerto del Ciego son unos 2 km, pero nosotros a penas caminamos 1 km por carretera con bonitas vistas sobre un bonito valle que pertenece a Calera de León y mas allá Monesterio, pueblos que empezamos a ver a nuestra izquierda en dirección norte;
 por encima del vallado de piedra que nos separa de una finca ganadera que llevaremos a nuestra izquierda hasta que llegamos al puerto del Moro, desde donde tomamos un camino terrizo que sale a la derecha;


cual improvisado cortafuegos y que de una forma muy directa nos lleva hasta la misma cumbre del cerro Tentudia, que con sus 1.112 msnm es el techo de la provincia de Badajoz, que siete años después nos encontramos cual centro de información del excursionista, con una amplia colección de paneles informativos de:
 
rutas por sus alrededores, fauna, flora e incluso historia del lugar, con su emblemática Cruz de Hierro que mira hacia poniente, bajo un cielo azul, que comenzaba a cubrirse de largos cirros blancos, estirados por la fuerza y velocidad del viento norte, que obligó a gran parte del grupo a refugiarse en el bar restaurante El Balcón de Tentudia Romero;
 
de donde parte la carretera BA-039 que anuncia: 9 km a Calera de León. Mientras que el resto de grupo, con su menú mochilero, encontró buen acomodo en el muro sur del monasterio, perfectamente protegidos del viento norte y donde a decir verdad se estaba de maravilla.


Según las crónicas, a lo largo de la decisiva batalla, las tropas cristianas veían cómo se acercaba la noche y no conseguían su objetivo, con lo que el maestre, imploró a la Virgen: ¡Santa María, detén tu día! La leyenda cuenta que el sol se detuvo en el horizonte el tiempo suficiente para lograr la victoria y en conmemoración del milagro, Pelay Pérez Correa ordenó la construcción de una ermita bajo la advocación de Santa María de Tudía. Con la construcción del templo, Calera de León entró de lleno en la jurisdicción de la Vicaría de Tudía, siendo encomienda de la Orden de Santiago. Más tarde, a  la ermita se la declaró monasterio, adquiriendo con ello grandes privilegios.
Los materiales más importantes son pizarras, grauwacas, cuarcitas, esquistos y filitas, además de rocas ácidas como granitos. Pertenecen principalmente al Devónico y Ordovícico.La mayor parte son de origen metamórfico (aproximadamente un 62,90% de la superficie total) y ocupan las laderas con una alineación NO-SE. El resto del Parque Natural se corresponde con litologías de origen sedimentario (20,94%) o con rocas ígneas (plutónicas, 12,21%, volcánicas 3,95%), similares a las que nos encontramos en Los Reales de sierra Bermeja.
El relieve es abrupto en determinadas zonas al estar el Parque Natural atravesado, en dirección NO-SE, por formaciones geomorfológicas en las que se alternan altas cumbres y llanos. Esta característica ha condicionado el carácter aislado que dichas zonas han sufrido históricamente, impidiendo el acceso y las comunicaciones con la capital. Las altitudes van desde los 160 m hasta los 1.040 m que alcanza la Sierra de los Bonales.
encontrándome con Isi, que hacía de puente con el resto del pelotón muy estirado inmersos aún en el mar de jóvenes robles. La luz de la tarde nos regalaba una bonita panorámica especialmente hacia el sur, donde se distinguía fácilmente en embalse de Aracena (en la foto de arriba), pero el creciente número de nubes en el firmamento, hacía que pareciera mas tarde de lo que realmente era, por lo que no quisimos demorarnos mas y reemprendimos el descenso hacia el puerto del Ciego;
 desde donde ahora sí ya regresamos sobre nuestros pasos hasta el inicio de ruta, disfrutando de la caída de la tarde sobre el parque aportándonos nuevas tonalidades a un paisaje que a pasar de haberlo recorrido por la mañana ahora parecía diferente, con dos momentos estelares la cura preventiva que el Doctor Leal ejerció sobre la herida en la cabeza de Herminia con la inestimable colaboración del anestesista Juan Antonio Mena “El Elfo de la Malagueta” y la poesía recitada por Romualdo el Trovador de la Senda, junto al arroyo Valdelamadera donde la caída de la tarde apremiaba a avivar el paso en el último tramo.
Dos días después Romulado "El Trovador de la senda" (que recita la poesía en el video) me escribía el siguiente e-mail: 
 Mi querido comandante:
 Empecé a escribir un comentario en tu crónica de la ruta de Tentudía y  Bonales, pero se me fue alargando demasiado, así que mejor te lo envío  en este archivo adjunto.
Qué sería de una ruta sin la crónica puntual, oportuna, detallada y brillante que le dedicas. En mi opinión no estaría completa, pues aparte de recoger en ella aspectos y datos que todo el que participó puede reconocer, añades detalles, leyendas, matices y fotos que sólo tú puedes captar. Antes de enviárnosla, todos tenemos una idea particular de lo vivido. Después de leerla llegamos a conocer la realidad en su conjunto: todas la piezas encajan, el puzzle está terminado y ya podemos disfrutar al contemplarlo.  Con ésta has conseguido emocionarme tanto o más que cuando la realizamos. Mi reconocimiento y gratitud por este regalo, por tu actitud vitalista y generosa, y por el trabajo que te tomas para que las cosas ocurran de esta manera. ¡Tú si que eres buen fichaje para nosotros!
 Como en ella me aludes varias veces, déjame que haga unos comentarios al respecto.
 En cuanto a la inclusión del video del poema que recité, tengo impresiones encontradas. Por una parte me siento incómodo, pues no me muevo a gusto en los primeros planos, pero dado el contexto de belleza en  que se produce, me complace que me des la oportunidad de compartirlo. Éste es uno de mis poemas preferidos, lo recito casi a diario y llego a controlar con cierta solvencia la dicción, el ritmo y la entonación. Sin embargo el sábado pasado  me falló casi todo:  la expresión, la mímica, el tono, la memoria..., y a pesar de todo me gusta, porque hay verdad en él, es auténtico. El momento no fue elegido: con la charla y el buen rollo nos despistamos un poco y tuvimos que retroceder para encontrarnos en un rincón lleno de magia y energía. El sol se desangraba por el oeste y teñía de rojo las nubes que asistían a su ocaso.
 El día se va despacio,
 la tarde colgada a un hombro
 dando una larga torera
 sobre el mar y los arroyos.
 Las aceitunas aguardan
 la noche de Capricornio
 y una corta brisa ecuestre
 salta los montes de plomo.  
                                                                                         (F. G. Lorca)
  El río lloraba su pena con estrofas de agua al paso por  aquellos molinos olvidados.
 ¡Quién pudiera como tú,
 a la vez quieto y en marcha,
 cantar siempre el mismo verso
 pero con distinta agua.
                                                                                             (Gerardo Diego) 
Todo estaba dispuesto. Había que detenerse y dejarse llevar por aquella fantasía. Un álamo, medio caído y casi seco me había sugerido el poema de Machado, así que  propuse un breve acto poético. El resultado es el que se ve en el video. Lo que más me gusta de él es el cambio de plano que haces cuando yo termino. El entusiasmo y la alegría con que  recogen  aquellos versos sus destinatarios demuestra que se produjo el milagro que pretende la poesía: sentir la belleza y compartirla. Y eso me hace muy feliz. 
 Aquél fue un acto poético que hicimos entre todos, pero gracias a la intuición y a la voluntad  de alguien que ni siquiera aparece en los títulos de crédito, lo tenemos disponible para recordarlo  y disfrutarlo. Gracias, una vez más.
   En cuanto a lo de mi subida al Bonales permíteme una explicación. 
 No soy amigo de exhibiciones gratuitas ni de hacer nada que huela a “pique” o a competición. Yo suelo moverme mejor por la retaguardia. Allí puedo ser más útil y encontrar algún momento de soledad para observar, meditar y dedicar un sentimiento de gratitud a la Providencia por permitirme vivencias como éstas. Pero aquella tarde estaba eufórico y lleno de energía. Un impulso me disparó hacia arriba para liberar toda esa fuerza contenida y conseguir el equilibrio y el sosiego necesario para disfrutar en su medida de toda aquella belleza. Eso fue todo.
 Otra vez, gracias.


