IV Travesía Costa Tropical, Itrabo-Sierra de Los Guájares



Ruta: IV Travesía Costa Tropical, Itrabo-Sierra de Los Guajares (versión circular de coleccionistas)
Hora y punto de encuentro: 7.00 am, Colegio Miguel de Cervantes
Entorno: Sierra del Chaparral, al norte de la localidad de Molvízar.
Pueblos de referencia: Molvízar (comarca Costa Tropical).
Cómo llegar al punto de encuentro: lo mas fácil es tomar la antigua nacional N-323, Motril-Granada, antes de llegar a Motril, entramos en una gran rotonda y cogemos el desvío que nos indica Lobres y/o Molvízar. A los 100 m atravesamos el rio Guadalfeo por un puente, 500 m más adelante dejamos a la derecha el desvío a Lobres y seguimos por la carretera en dirección a Molvízar e Itrabo. 
A los 4 km aproximadamente del cruce de Lobres dejamos la gasolinera de Molvízar a nuestra izquierda y 100 m más adelante tenemos la primera entrada a Molvizar. Lo suyo es aparcar a la entrada del pueblo, porque sus calles son tortuosas y muy empinadas, resultando complicado maniobrar con el coche si nos metemos en un embudo, por lo que lo mejor es continuar andando.
Distancia aprox.  19,5 km
Desnivel acumuladosubida 1.270 m
Punto de partida y final: Colegio Miguel de Cervantes (220 msnm).
Punto mas elevado:cruce de Jurite (1.035 msnm)
Tiempo aprox. 7 horas
Nivel dificultad:Medio-Alto
Tipo suelo: 80% sendero y 20% pista y calles de Molvízar.
Tipo de recorrido: Circular con forma de manzana, siendo el rabo el ramal lineal de inicio y final. El tramo circular se hizo en sentido inverso a las agujas del reloj.
Mapa: IGN Molvízar (1.055-II)
Participantes:
Unos 40 participantes en su mayoría miembros del club el Sendero de Motril, siendo el segundo grupo mas numeroso el de Santopítar de Málaga, por parte de Pasos Largos, fuimos Vicky y yo.
Fecha y meteorología: Domingo,  29 de septiembre de 2013. Tras un sábado lluvioso el campo amanecía con el agradable olor a tierra humeda y la mayor parte del día con cielos muy cubiertos e incluso algún que otro negro nubarrón, que no llegó a descargar, realizando casi toda la ruta a la sombra de esas nubes con una temperatura muy agradable, que ayudo bastante a mitigar el esfuerzo de esos 1.200 m de desnivel.
A tener en cuenta:
1º) Se trata de la versión circular del sendero Sierra del Chaparral, perfectamente señalizado, con forma de “Y”, de manera que el ramal de la derecha llega hasta el Mirador de la Vega Tropical y el de la izquierda al Nacimiento y Mirador de Las Minas. En este caso nosotros unimos los dos extremos recorriendo la parte alta de la sierra del Chaparral, con unos senderos preciosos y muy aéreos no aptos para personas con vértigo en algunos puntos. No obstante, según el mapa IGN, Molvízar (1.055-II), la sierra delk Chaparral, quedaría un poco mas al oeste del lugar por donde discurre la ruta que mas bien sería la sierra de Los Guájares.
2º) Si bien la ruta no tiene ninguna dificultad técnica, sus 1.270 m de desnivel acumulado de ascensión, requieren estar en un buen estado de forma física y bien acostumbrado a rutas de montaña. Sobre todo si es un día caluroso donde el sol pega de plano, porque laa mayor parte del tiempo discurre por la vertiente sur de la sierra con tramos de bastante solana, en tal caso habría que llevar al menos 3 litros de agua por persona.
3º) Conviene llevar el track o venir documentado con mapas de la zona, porque hay varios cruces de sendero que pueden llevar a confusión. 
1ª parte: de Molvízar al mirador de la Vega Tropical:
Una vez reunidos todos en el Colegio Miguel de Cervantes, entregadas las bolsas de regalo con una preciosa camiseta turquesa con el logo del evento y desayunados en el aula que se acondicionó para el evento. Nuestro amigo Paco Béjar, nos daba una breve charla introductoria micrófono en mano, haciendo una breve descripción del itinerario, recordando puntos de avituallamiento y arengando a la tropa, que rápidamente se ponía en movimiento atravesando numerosas calles de Molvízar que aún dormía en la oscuridad previa al amanecer, las farolas iluminaban las solitarias esquinas y algunos gatos y perros callejeros nos miraban con curiosidad, mientras caminábamos con sonido de botas y bastones, sin elevar demasiado la voz. Antes de darnos cuenta ya comenzábamos a ganar altura por el sendero que discurre en paralelo por el barranco del Pueblo o del Lugar, que a lo largo de éste primer tramo de subida llevamos a nuestra derecha.
El grupo avanzaba a un ritmo cómodo frontal en ristre, mientras las primeras luces del día comenzaban a despuntar, el sendero comenzaba a zigzaguear de vez en cuando, especialmente desde el momento en que pasábamos junto a una alberca. A ambos lados del sendero se intuía la presencia de huertos abancalados  donde crecen almendros, aguacates y otros frutales y conforme el día clareaba ya comenzábamos a distinguir los primeros tajos de la sierra del Chaparral, hacia la que nos íbamos aproximando.
En un momento determinado la senda se aleja del barranco, que siempre llevamos a nuestra derecha y comenzamos a remontar la Loma de Los Pinillos, pasando junto a una pequeña fuente, que también se aprovecha para el riego de las huertas colindantes que ya van quedando atrás y ahora comenzamos a adentrarnos en una zona de roquedales, a partir de esta zona, nuestro sendero pasa a denominarse senda de Minchar y antes de darnos cuenta llegamos al cruce de sendero, donde se forma esa especie de “Y” que forma el sendero de la sierra del Chaparral, que parte de la zona norte de Molvízar por donde hemos venido.
Los organizadores tuvieron a bien realizar el tramo circular en sentido inverso al de las agujas del reloj, por lo que tomamos el ramal de la derecha (predominantemente ESTE, de momento). Llegados a este punto el día comenzaba a despuntar y la presencia de las nubes, que a la postre se convertirían en nuestras mejores aliadas para mitigar el esfuerzo en la ascensión, comenzaban a cubrir todo el cielo sobre nosotros. A partir de aquí, casi toda la ruta discurre por una magnífica red de senderos que se construyó a principios de siglo XX para repoblar esta sierra, magnífico proyecto mediante el cual se consiguió que durante muchas décadas esta sierra albergara uno de los pinares mas espectaculares de la provincia de Granada, hasta que un terrible incendio que comenzó en Itrabo, arrasó toda la sierra en 2002, arrastrado por los vientos de poniente, que incluso llegó a causar la muerte de un hombre que acudió a salvar a su padre en su 4x4 a través de las pistas por donde pasa parte de esta ruta. Al comienzo de la jornada, Paco Béjar nos recordaba que la Delegación de Medio Ambiente de Granada, ha dado luz verde recientemente a u nuevo proyecto de reforestación que a juzgar por el magnífico estado de conservación de la red de senderos y los muros y contrafuertes que los sostienen, hace pensar en que el proyecto podría llevarse a muy buen término.
Mientras tanto, la presencia de abruptos tajos en las proximidades del sendero le van aportando cada vez mayor belleza agreste al paisaje. Unos 20 minutos después el sendero desembocaba en la pista que faldea la cuesta de la caída, donde ya nos esperaba el coche de apoyo y protección civil, donde se nos proporcionaban frutas y bebidas isotónicas. 
Unos 10 minutos de pausa, reagrupamiento y avituallamiento, para que la serpiente de color, predominantemente turquesa y de amarillo por el peto fosforito de los guías, se volviera a poner en movimiento por un ramal de sendero que partía desde allí mismo y que pasa a los pies de los impresionantes tajos que tenemos ante nosotros, cuya base vamos faldeando. 
Un kilómetro y medio después el sendero vuelve a pasar muy cerca de la pista, que ha ido quedando montaña abajo a nuestra derecha, y de repente, nos adentramos en un ramal de sendero que comienza a describir amplios zig-zags, tomando un pequeño ramal a la derecha que nos lleva al mirador de la Vega Tropical, donde hicimos una segunda parada técnica. 
Que marca el extremo oriental del sendero anunciado como “Sierra del Chaparral” y que proponen como punto de retorno sobre nuestros pasos, ciertamente lo visto hasta aquí bien merece la pena, pero, lo mejor está por llegar.
2ª parte: por la parte alta de Los Guajares:
Después de disfrutar de unas magníficas vistas del tramo de costa que va de Salobreña al puerto de Almuñecar  y mas allá con la desembocadura del Guadalfeo y todas las extensiones de huertas, invernaderos y paisaje de monte Mediterráneo a nuestros pies, retomamos el sendero, que a partir de aquí se convierte en una sucesión de zig-zags, predominantemente norte, en dirección hacia los impresionantes tajos y peñones que tenemos ante nosotros, mientras una vocecilla nerviosa pregunta entre risas “¿hasta allí arriba no habrá que subir, no?”.   
Y la pregunta es razonable, pues parece imposible que el sendero pueda continuar subiendo por un terreno cada vez mas escarpado, pero eh ahí, que empezamos a quedarnos boquiabiertos con el ingenio y la habilidad de la gente de antaño, para construir un sendero, que en su día debió ser una labor ciclópea y que cien años mas tarde, no deja de causarnos gran admiración, respeto y por supuesto agradecimiento. A quienes lo construyeron entonces y a quienes lo mantienen ahora, pues sin un concienzudo trabajo de desbroce y mantenimiento sería imposible que el sendero tuviera el impecable aspecto que presenta en la actualidad.
El esfuerzo de la ascensión, quedaba mitigado por la espectacularidad del paisaje y la impresionante caída que teníamos a la izquierda, caminando en muchos tramos al filo de vertiginosos tajos ó al borde de empinadísimas laderas, por donde una caída podría tener fatales consecuencias. No obstante, el sendero tiene un metro de ancho aproximadamente y se encuentra en tan buen estado, que uno puede caminar tranquilamente, a poco que se tenga un mínimo de precaución. Así que a buen ritmo llegábamos arriba, con una única pausa obligada por una chica que tuvo un pequeño bajón a media subida y que gracias a la labor solidaria de varios compañeros y los guías de cola, además de un enorme coraje, pudo continuar, llegando a un collado mágico, que queda a poca distancia del pico Columba, mítica atalaya que en tiempos de ocupación musulmana, estaba coronada por un torreón  de vigilancia, que hacía las veces de centro de palomas mensajeras, para mantener una fluida comunicación entre la Alhamabra, el corredor del valle del Lecrín, el valle de Los Guajares y Salobreña, cuyo peñón rematado por la fortaleza árabe se encontraba completamente rodeado por el agua del mar en aquella época. Como testimonio de aquel torreón quedan sus cimientos en la misma cumbre del pico Columba, cuya localización resulta un tanto confusa desde la perspectiva del sendero, al contrario que ocurre visto desde el río Guadalfeo, llegando a Vélez de Benaudalla, pues su cara ESTE es una pirámide espectacular. 
En cualquier caso, superado el mencionado collado, ya empezábamos a dejar atrás la zona de crestería donde se encuentra el pico Columba, mientras que caminamos en ocasiones, por la divisoria de aguas de la sierra, que coincide con el límite de los términos municipales de Molvízar al sur, a nuestra izquierda, y al norte a nuestra derecha, la zona de Los Güajares, que ocupa el norte de la comarca de la Costa Tropical Granadina. Limitando con los municipios de Albuñuelas, El Valle , El Pinar, Vélez de Benaudalla, Molvízar, Lobres y Lentegí.
Guájar Faragüit, Guájar Fondón y Guájar Alto fueron tres municipios independientes hasta que,  se fusionaron en uno solo llamado Los Guájares, recayendo la capitalidad municipal en el núcleo faragüilero. 
Tal y como podíamos observar desde allí arriba, el valle de Los Guájares constituye todavía un enclave natural y paisajístico privilegiado, de hecho la vertiente norte de la sierra a cuya divisoria de agua teníamos acceso en algunos momentos, como suele ser habitual en la mayoría de las sierras litorales es mucho mas verde y frondosa en su zona de umbría, aumentando la sensación de espesa vegetación en todo el valle de Los Guajares, aún mas por laa oscuridad de los nubarrones que por momento se cernían sobre nosotros, aaunque lo suficientemente altos, como para no impedirnos disfrutar de tan magníficas vistas 360º alrededor.
Esta maravilla de sendero, que sin duda alguna es de los mas bonitos y mejor conservados que he pateado en mucho tiempo, discurre cerca de la divisoria de aguas, pero la mayor parte del tiempo, se deja caer ligeramente hacia la vertiente sur o litoral (en este caso).
Unos 500 m mas allá de una pronunciada curva del sendero, que pasa por lo alto de un imponente tajo, regalándonos una de las imágenes mas espectaculares de la ruta, llegábamos a un segundo collado, donde se hacía otra parada de reagrupamiento, tras la cual dejábamos momentáneamente atrás los tajos, para retomar la divisoria de aguas, pero esta vez por un perfil mucho mas alomado; atravesando una extensión de terreno tapizado por matorral bajo de espartos, aulagas y romeros, que comenzaba a ser colonizado por esperanzadoras manchas de pino, afrontando un pequeño tramo escalonado, nos íbamos acercando a una de las zonas mas altas de la sierra caminando por la misma divisoria, con preciosas vistas al valle de Los Guajares a nuestra derecha, mientras que al fondo ya veíamos el antiguo cortijo junto al cruce de Jurite donde ya nos esperaba de nuevo el coche de apoyo y el de protección civil, para facilitarnos el siguiente avituallamiento, que esta vez engullimos con mayor avidez, pues el cuerpo empezaba a demandar gasolina, no sólo líquida, sino sólida.
3ª parte: del cruce de Jurite a Molvízar por el mirador de Las Minas y el Nacimiento:
Finalizado el generoso avituallamiento, recreándonos con vistas del tajo de Los Vados y parte de Vélez de Benaudalla al ESTE, e incluso Órgiva y parte de las Alpujarras al NE (Sierra Nevada, se encontraba cubierta de nubes). Al norte el valle de Los Guajares y al oeste el Peñón de Itrabo y parte del cordal Peña Escrita-Navachica, reemprendíamos la marcha, con perfil que a partir de aquí sería descendente la mayor parte del trayecto hasta el final del itinerario, tomando el ramal de pista que desde allí sale dirección SO con vistas al litoral, presidido en todo momento por Salobreña, que es el principal hito geográfico de esta ruta al sur, por encima de Molvízar, que también se deja ver en mayor o menos medida, según los tajos y laderas que se interponen en nuestra trayectoria. 
La pista resultaba muy cómoda, abriéndose paso entre bancales, cultivados con viñedos a nuestro alrededor en una zona conocida como El Minchar, tampoco faltaban chumberas y las flores amarillas de la altabaca, como grandes protagonista de la flora silvestre en esta travesía. 
Un kilómetro y medio después la pista se transforma en sendero, sin perder su trayectoria predominantemente O-SO, cuando el sendero comienza a descender hacia un pequeño pinar con unos espectaculares tajos, nos lleva a caballo entre los términos municipales de Itrabo (a nuestra derecha) y Molvízar (a nuestra izquierda), hasta que gira claramente a la izquierda, ESTE, iniciando una sucesión de zig-zags que en pocos minutos nos sitúa en una pista conocida antiguamente como camino del Tesoro, donde volvíamos a encontrarnos de nuevo con el coche de la organización y el de protección Civil, para proporcionarnos el último avituallamiento, hasta nuestra llegada a Molvízar por cuyo término municipal volvíamos a caminar. 
A penas habíamos tocado la pista para aprovechar el tercer y último avituallamiento, nos adentrábamos en un sendero, que aunque en principio se mantenía en paralelo a la pista, poco a poco se iba alejando de la misma, comenzando a rodear la loma de las Minas, que quedaban a nuestra izquierda, mientras que a la derecha, allí abajo, disfrutábamos de unas vistas privilegiadas sobre la localidad de Molvízar, que se antojaba ya muy próxima. Sin embargo, el sendero volvía a faldear una espectacular sucesión de tajos, dignos de un paisaje pirenáico, en contraste con el suave perfil de la colina sobre la que se asienta Molvízar. En un momento dado el espectacular sendero, realizado con el mismo esmero que el de la parte alta de la sierra y mantenido con la misma eficacia y dedicación que los anteriores (desde aquí felicitamos al Ayuntamiento y a todas las personas que han participado en esta magnífica labor),
pasábamos junto a una especie de balcón semicircular presidido por lo que nos pareció un joven ciprés, desde donde obteníamos vistas sobre el recién nacido arroyo del Pueblo o del Lugar.
Al otro lado del barranco, queda dibujado perfectamente la prolongación del sendero por el que mas tarde caminaremos, una vez mas faldeando los tajos. 
Pero conforme nos acercamos a la confluencia  con el barranco, vuelve a surgir la pregunta de cómo salvará el sendero la hondonada que tenemos ante nosotros, sin embargo, el sendero diseñado con la sabiduría y el ingenio de los hombres de antaño, se orienta sabiamente hacia el nacimiento de Molvízar, que a juzgar por la fuente que allí nos encontramos y la frondosidad de la ribera donde predominan los eucaliptos, envolviéndonos momentáneamente en un paisaje casi selvático, debe contar con magníficos acuíferos de los que durante décadas brotaba un agua riquísima que venían a recoger en cantaros y botijos los hombres y las mujeres del pueblo a las que se les dedicó una canción muy popular en Molvízar, si bien habría que recordar que los eucaliptos son los árboles menos recomendables para tener cerca de una fuente o nacimiento, por la cantidad de agua que son capaces de absorber. 
Cruzamos la frondosa ribera del recién nacido arroyo del Pueblo o del Lugar y continuamos por el sendero que flanquea las impresionantes paredes que llevamos a nuestra izquierda, mientras que la caída del valle va quedando a nuestra derecha, pasamos por un pasillo rocoso;
que es una de las estampas mas curiosas de este tramo, donde nos seguimos recreando con los elaboradísimos muretes de sillares de piedra que han permitido que la senda se mantenga durante largos tramos, casi perfectamente horizontal, sobre una misma curva de desnivel. 
A penas un kilómetro después el tramo de los tajos finaliza, regresando al cruce de sendero al que habíamos llegado por la mañana, completando de este modo el tramo circular  y repitiendo desde aquí el tramo lineal que ahora recorríamos en sentido contrario, es decir, en sentido descendente y hacia el pueblo de Molvízar,  donde llegábamos minutos después directamente a la casa Museo de la Compañía;
recientemente inaugurada, todo un Museo etnográfico, que bien merece la pena visitar, donde una guía local nos hablo de la historia, usos y costumbres del lugar. 
Finalizada la charla, reemprendimos la marcha por las calles del pueblo hasta regresar al colegio Miguel de Cervantes, con todas las duchas y vestuarios a nuestra disposición y el aula que por la mañana se había acondicionado para el desayuno y la entrega de bolsas y dorsales, con las mesas y sillas, perfectamente preparadas para darnos de almorzar y la posterior entrega de premios y sorteo, que al igual que todas y cada una de las pausas y avituallamientos, se llevó a cabo con exquisita puntualidad suiza, teniendo como Maestro de ceremonia a Paco béjar, poniéndole por nuestra parte una nota de sobresaliente a él y a toda la organización y dándole nuestra mas sincera enhorabuena a todos los guías, gente del Ayuntamiento y Protección Civil. Porque desde el punto de vista organizativo fue perfecta y el trazado de la travesía sencillamente espectacular, gracias a vuestra labor disfrutamos de una de las mejores travesías de lo que va de año.
Una semana mas tarde, concretamente el sábado 5 de octubre de 2013, con una temperatura mas calurosa y un cielo bastante mas despejado, volvíamos a realizar la misma ruta un grupo compuesto por. Teresa "La Doctora Quinn", La Insaciable Vicky, La Gacela de la Selva Negra, Paco Jaime "El Marqués de Cáceres", el Doctor Leal,  El padre carras, El Elfo de la Malagueta, el Caimán de Puente genil, el Duendecillo de Sierra Horconera, El Comandante, el Cartógrafo de su Majestad y un nutrido grupo de discípulo/as suyos de distintas asociaciones como SEnda Verde de Alhaurín de la Torre.
En esta ocasión para Vicky y un servidor, que habíamos repetido la misma ruta el domingo anterior, el principàl aliciente, además de realizarla con lo amigos que pudieron venir en esta 2ª ocasión fué el hecho de que al llegar al cruce de Jurite, completamos el kilómetro y medio hasta alcanzar el vértice geodésico, que si bien queda dentro de un chalet, de hecho éste último kilómetro y medio se realiza por una pista bastante insulsa que discurre por lo alto de una loma, nos sorprende con un pino achaparrado muy castigado por los vientos;
hay que recordar que avanzamos por la divisoria de aguas de la sierra, aunque aquí sea mas alomada;
el pequeño bosque de castaños que se encuentra junto al vértice geodésico, donde estuvimos almorzando o el curioso dolmen que ha montado el propietario de la finca donde se encuentra el vértice geodésico de La Guindalera. 
Por cierto que a pocos metros del mismo venía el ramal de pista por donde discurre el PR.A que viene de Ítrabo y que en este punto coincide con el tramo mas alto de la ruta de las Minas y Jurite-Molvízar, perfectamente trazada sobre dos mapas topográficos en distintos puntos del recorrido.
A pesar de lo heterogeneo del grupo la ruta se realizó sin incidentes destacables, comenzando puntualmente sobre las 9.30 y estando de regreso en Molvízar poco después de las 17.30 pm donde un grupo de mujeres del pueblo nos deleitaron cantanddo a coro "la canción de las mozas de Molvízar que iban aa por aguaa a la fuente del Nacimiento" (por donde acabáabamos de pasar un rato antes), mientras una vecina salía de su casaa garraafa de agua y jarrillo en mano para darnos de beber a quienes tuviéramos sed. Mientras tanto en otro bar del pueblo uno de los nuevos compañeros nos invitaba a unaa generosa ronda de cervezas y tapas y en la terraza de fuera un antiguo Guardia Civil retirado nos recitaba de memoria toddos los pueblos y pedanía de Andalucía para asombro del respetable (riánse ustedes de la Wikipediaa). 
Por último poco antes de llegar a los coches, asistíamos al eficaz método  de recvogidas de basura y reciclaje a lo "Starky y Hush" que se practica en Molvízar, tal velocidad llevaban los dos chavales que iban en la "camioneta de recojida" que con dos mas serían capaces de recojer toda la basura de cualquier capital de provincia en un abrir y cerrar de ojos ¡que manera de trabajar, ¡que maravilla de eficacia y eficiencia en estos tiempos de crisis, vaya gente mas culta y hospitalaria, por no hablar del chaval que se nos arrancó a cantar por soleares een el bar de la casa del PSOE cuando pasábamos por allí, sin duda alguna Molvízar, capital de Andalucía ya!.